@donkshu: Enemigos y vecinos.

En vida enemigos, pero al final van a dar al mismo lugar. Es bien sabido en el mundo del narcotráfico que lo único que tienen seguro no es la música de tambora, ni los coches del año, tampoco ‘el jale’ como ellos dicen; es la muerte, esa que no respeta edad, ni sexo, religión, estatus social, ni la posición en el escalafón del crimen organizado.

Saben que si no acaban en la cárcel, pararán en un campo santo, pero éste no es como los demás. Ubicado en las afueras de la ciudad de Culiacán, capital del estado de Sinaloa; cuna de conocidos narcotraficantes, es también el último lugar en el que yacen.

Cuartoscuro

Se trata de Jardines del Humaya, un panteón con lujos exorbitantes que en un principio fue la última morada de conocidos empresarios, ganaderos y agricultores de la región, incluso en ese lugar permanecen los restos del conocido político panista Manuel J. Clouthier del Rincón.

Hoy, aguardan las tumbas de criminales asesinados o abatidos a los cuales sus familiares van a llorar.

La primera impresión al entrar es como llegar a una exclusiva privada de ricos. Y lo es. Emergen de la tierra enormes mausoleos de distintos colores y fachadas, con lindas cúpulas, que hacen parecer mansiones en dimensiones más pequeñas.

Apellidos como Beltrán, Guzmán, Zambada, Félix, Carrillo, Coronel, son de las familias que tienen un espacio para descansar eternamente en el panteón Jardines del Humaya.

Aún después de la muerte de personajes que en vida fueron buscados por autoridades nacionales, incluso internacionales, siguen siendo custodiados por los llamados ‘halcones’, que vigilan armados los restos de sus jefes finados.

Lo que ahí se ve es casi único. Para ser un cementerio es bastante lujoso. Algunas capillas poseen aire acondicionado para que los visitantes no sufran por el calor que hace en Culiacán; otras más tienen servicio de internet, teléfono, cómodas bancas, figuras de santos de gran tamaño, por decir sólo un poco de lo que poseen y que muchos callan para evitar murmuros.

La gente cuenta que se le ha visto a uno de los más buscados entrar con un convoy blindado por la madrugada a visitar el sepulcro de su hijo asesinado hace unos años atrás en un centro comercial de la ciudad.

En ese mismo sitio se encuentra enterrado Arturo Beltrán Leyva, apodado ‘El Jefe de Jefes’ o ‘El Botas’, quien fuera abatido en diciembre del 2009 en Cuernavaca, Morelos. A unos metros de distancia, uno de los enemigos de Beltrán Leyva es ahora su vecino: Ignacio Coronel ‘El Rey del Ice’, colega de Joaquín Guzmán Loera, que murió junto con su sobrino Mario Carrasco Coronel, durante un tiroteo con el Ejército en la ciudad de Zapopan, Jalisco. ‘Nacho’ Coronel fue despedido de esta vida con música de banda sinaloense desde la funeraria donde fue velado su cuerpo, hasta el Humaya, además de llevarse su último trago de whisky con el que fue bañada su caja antes de ser enterrado y despedido por un grupo de guapas féminas que lloraron su partida.

Para adquirir un pequeño lote que consta de una cripta, no es necesario ningún requisito complicado, sólo una credencial de elector y 36 mil pesos en efectivo. Si la economía no le permite pagar al ‘chaz chaz’ hay paquetes en abonos a corto o a largo plazo, según sea el caso.

Sin duda hay enormes diferencias con otros cementerios. Pero al final, lo único cierto es que la muerte no distingue si fueron enemigos o amigos en vida, todos van por igual. Y terminan en el mismo sitio.